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Hablemos sobre sexo anal

Actualizado: 2 feb



Este tema sé que levantará alta controversia por parte de la población cristiana en su mayoría. Como siempre digo mi labor es educar y no tomar decisiones por mis lectoras o mis clientas. Sé en lo que creo. Por ahora sólo quiero educarte. Esta columna, entrada o blog, es especialmente dedicado a los matrimonios. No les hablo a las personas solteras.


Pero, debo comenzar diciendo que por la Biblia y delante de Dios, todo acto sexual fuera del matrimonio se considera pecado e inmoralidad sexual. Estos actos incluyen: Frotarse los cuerpos para estimularse sexualmente uno al otro, besos con lengua y con la intención de excitarse, mostrar su desnudez (abre puerta a la tentación), sexo anal, sexo oral, coito vaginal, sexting, la pornografía, lecturas eróticas y la masturbación).


Ahora me interesa a hablarles sobre el sexo anal en sí. Se considera como sexo anal cualquier acto sexual que conlleve la participación del ano como, por ejemplo: la masturbación del ano, estimulación oral-anal, y penetración, sea con un juguete o el miembro masculino. Mucho se habla de que es pecado, pero nadie expone el porqué. Mucho se teme hablar de este tema porque prefieren callar a dialogar sobre la práctica. No te puedo negar que aún al sol de hoy, me siento nerviosa de dialogar este tema con otras personas fuera de mis conocidos. Pero he recibido varios mensajes a mi cuenta de Instagram (más de 35 mensajes solo en el mes de mayo) preguntando sobre lo que pensaba Dios sobre esta temática y la verdad es que no estoy en la mente De Dios, pero sí tenemos principios básicos para disernir. Hoy me estaré expresando de manera bíblica, también te presento la parte fisiológica, así que quédate leyendo.


Esta decisión, como cualquier otra práctica sexual debes evaluarla bajo concepciones de las que te voy a hablar ahora:


1- Lo que te impulsa a desearlo y cuánto beneficio tiene par la pareja.

2- Lo espiritual o bíblico y dentro de ello la consciencia.

3- Salud fisiológica.


Lo primero que debes preguntarte es: ¿Qué te impulsa a desearlo o practicarlo? Porque otros lo hacen, porque tú o tu esposo lo vieron en una película pornográfica, porque una amiga no deja de hablar sobre ello.


Muchas de las solicitudes dentro de la relación, las desencadenan los ejemplos, me explico; solicitas algo porque otra persona te dijo, te enseñó o lo viste en otra parte. ¿Qué es lo que te impulsa a desearlo? Pudiera ser la curiosidad y hasta la insistencia de tu esposo o porque cuando estás en el acto lo deseas. Evalúa de dónde viene el deseo.



¿Cuál es el beneficio de practicarlo?


Por otro lado, ¿Cuál sería el beneficio de practicarlo? Si lo que deseas es retener a tu cónyuge de que no te sea infiel, solo estás retrasando la infidelidad, si en efecto está pensando ser infiel o te lo ha mencionado.


Si lo que deseas es hacer algo nuevo en la intimidad, es algo que debes analizar junto a tu pareja y exponer los límites de lo que llaman "nuevo". Si lo que deseas es oprimir otro punto de placer, primero te invito a conocer tu vagina y tu clítoris de manera total y más tarde dialogar con tu pareja sobre el placer trasero. Muchas parejas ni siquiera saben acariciar el clítoris y andan hablando del placer trasero que, necesita el doble de preparación. Por último, si deseas mostrar otra manera de expresión sexual, asegúrate que tu pareja está en común acuerdo.


Lo segundo es conocer qué piensa Dios de ello: En el marco del matrimonio el único límite que aparece es sea en mutuo acuerdo y que no dañe o degrade a la pareja. Aunque la Biblia no expresa de manera abierta y contundente estas prácticas , sí nos habla en varias porciones bíblicas sobre el cuidado personal que debemos tener. Menciona que somos el templo de Su Espíritu y que nuestro cuerpo le pertenece a su creador (¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en ustedes, el cual tienen de Dios, y que ustedes no se pertenecen a sí mismos? 1 Corintios 6:19) y que debemos guardar nuestro espíritu (vida espiritual) como nuestro cuerpo (salud integral).


Una de las más grandes diferencias entre el ano y la vagina es que la vagina tiene la función de limpiarse, no solo ayuda al cuerpo a limpiar, sino que también la misma se mantiene limpiándose continuamente, (La vagina es fantástica). Mientras que el ano recibe todo el desecho del cuerpo, lo que no sirve, lo tóxico, al punto hasta del mal olor. Para practicarse, debe ser en orden y limpieza. A Dios como diseñador de la sexualidad y el acto sexual, le agrada que disfrutemos del mismo, pero no a costa de nuestra salud y bienestar por solo satisfacer un deseo sexual, aunque sea dentro del matrimonio. Es por esto, que se debe dar una conversación profunda sobre si se practica o no y más adelante educarse bien para practicarlo.


1 Conrintios 10:23 dice: “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica” (RV1960) Dando a entender que, aunque todo esté disponible para nosotras, no todo es para nuestro beneficio. Y ese beneficio se identifica y se evalúa en conjunto con la pareja. Nunca solo por nuestro propio placer sexual, sino el de ambos. Si el acto en algún modo te hace sentir degradada o físicamente herida, se debe detener el acto y dialogar lo que está sucediendo.


Dentro de la iglesia cristiana hay diferentes opiniones. Un líder de la fe cristiana menciona: "Tenga en cuenta que, si bien el sexo anal entre un esposo y su esposa no pudiera ser pecaminoso, eso no significa que lo respaldemos. De hecho, estamos convencidos de que el sexo anal es incorrecto, incluso dentro de los límites del matrimonio. Médicamente hablando, el sexo anal no es saludable ni seguro. El sexo anal aumenta el riesgo de daño tisular, infección y transmisión de enfermedades de transmisión sexual”. (La apologética, 2019)


Aunque las enfermedades de transmisión sexual se disparan con el sexo anal sin protección, esto puede también ocurrir dentro del sexo oral o el vaginal, cuando uno de los dos ha tenido contacto sexual premarital o a participado del adulterio y han contraído una enfermedad venérea. Partiendo de esto, quiero seguir a lo tercero: La salud fisiológica. ¿Es beneficioso el sexo anal realmente como algunos profesionales han hablado? No cuando se hace sin prepararse y sin protección.


¿Cuáles son los riesgos del sexo anal?


1- No está diseñado para recibir, sino para expulsar.


“Ten en cuenta que el ano es un esfínter que está preparado para dejar salir, no para permitir la entrada” dice Pilar Cristobal, escritora de la columna de salud y sexualidad en la revista 20 minutos de España. Por lo que, “Introducir un objeto en el interior del ano también tiene unos peligros asociados.” Gracias a su función de absorción si se introducen objetos de manera profunda luego no se puedan volver a sacar. “En estos casos muchas veces la solución es someter a la persona a una cirugía para poder extraer el objeto que ha introducido. Por este motivo no es recomendable introducir objetos en el ano que no están diseñados con ese fin” Además, “la posibilidad de un desgarre o herida interna. La piel que recubre el ano es muy delgada, por lo que es muy fácil que se rasgue causando heridas abiertas y sangrado. Y en caso de que algo así llegue a ocurrir lo que debes hacer es ir de inmediato a un hospital para recibir atención médica.” Es de mucha importancia que cada acto que suceda dentro del matrimonio sea bajo la nobleza y la empatía en caso de que lleguen al acuerdo de practicarlo.



2- No lubrica absolutamente nada.


La psicóloga Clínica Silvia Pasteles Psicóloga dice: “Hay que recordar que el ano y el recto no segregan lubricación fisiológica ni su musculatura tiene una elasticidad que le permita demasiada dilatación". Otra gran diferencia entre la vagina y el ano. Por lo que no se puede practicar sin la lubricación adecuada y que no sea basada en aceites.


3- Es un músculo que básicamente se mantiene cerrado gracias a sus ligamentos, lo que nos permite aguantar las ganas de ir al baño cuando no tenemos uno cerca o simplemente evitar que salgan con la estimulación interior automática del esfínter.


Por lo que para poder ser penetrado debe pasar por un proceso de dilatación y lubricación con artefactos o las manos. Sin este proceso, la penetración puede causar dolor, trauma y hasta romper los ligamentos. Es importante el dialogo y las decisiones informadas.



4- No es un área limpia.


“La mucosa rectal es sensible y un lugar propicio para que se desencadenen infecciones. Además, esta mucosa cumple una función absorbente, función que puede aumentar ante una penetración fuerte por el ano que puede provocar a su vez que se generen heridas pequeñas en la zona y hemorragias. También se puede infectar la herida con materia fecal en caso de fisuras. Si no existe un previo proceso de limpieza del ano, el pene también queda expuesto a alguna infección (Cuando no se utiliza protección), o si no se limpia el pene antes de cambiar al sexo oral o vaginal se pueden llevar los restos de la suciedad a otras áreas del cuerpo si no se lleva a cabo un ritual exhaustivo de limpieza previo al encuentro, y usar la cantidad adecuada de lubricante, que puede ser mucho dependiendo de cada persona, así como un preservativo adecuado que debe cambiarse una vez que termine el acto.”


Los riesgos más frecuentes son:

· Posible propagación de infecciones de transmisión sexual, como el VIH (virus de inmunodeficiencia humana), la sífilis, herpes genitales o la gonorrea, entre otros.

· Detonador de enfermedades como el VPH (virus del papiloma humano) y todos los tipos de hepatitis.

· Desgarros, lesiones y hemorragias si se practica con demasiada fuerza.

· Genera infecciones si no se utiliza protección y se practica con mala higiene.


No es un área preparada para el acto sexual, por lo que la pareja debe prepararse emocional y físicamente para el acto y siempre utilizar preservativo.


Ahora te toca evaluar riesgos y beneficios. Entonces, ¿una persona casada y cristiana debería practicar el sexo anal? Si al pensar en esto te sientes mal, culpable y triste o al practicarlo te sientes como tal, puede ser por una de dos cosas: Dios te está hablando o tus conocimientos y creencias están interfiriendo. Si tu postura es que no lo deseas, tu pareja debe respetar tu decisión. Aquí entra el respeto y los límites de que a pesar de que sean una pareja no dejas por completo tu individualidad.


Cuando un cónyuge obliga al otro a tener prácticas en contra de su voluntad, poniendo en peligro su salud mental, médica o física, esto tiene un nombre: se llama violación. Y va en contra de las normas de Dios y las legales.


Ya conociendo pros y contras, puedes decidir de una manera informada y sobre todo, cada acto sexual que practiques en tu intimidad sexual marital, practícala siempre cuidando de la salud de ambos y en muestra de amor recíproco.


Termino diciendo: "Entonces, ya sea que coman, que beban, o que hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios". 1 Corintios 10:3



Estás en todo tu derecho y libertad de no estar de acuerdo.







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