Vivimos en un tiempo en el que todo lo material es más importante que lo emocional o la familia. Y se nos hace muy fácil dejar a la familia en último lugar. Llevar a la lista de pendientes lo más importante, por complacer a personas pasajeras en nuestra vida. Como por ejemplo jefes, profesores, amigos o amigas que solo buscan su propio bienestar. Y así también vamos dejando a un lado la vida íntima con nuestro cónyuge. Pero no sucede rápido, a veces ni lo hacemos conscientemente. Pensamos y damos por sentado que las relaciones serán para siempre. Pero sucede que, si no cultivamos una relación, por más amor que halla, la relación se acaba.
Y así va sucediendo también en la vida íntima conyugal. Generalmente cuando estamos cansadas tendemos a terminar primero el trabajo atrasado, limpiar la cocina o culminar otras cosas antes de tomar un baño e irnos a la cama. Y ya para este momento estamos tan descompensadas que, las fuerzas no nos dan para estar íntimamente con nuestra pareja. Puede ser que suceda, incluso a mí me ha sucedido. Todas somos seres humanas (mucho más si somos madres) y es comprensible que esto suceda. Pero la situación es grave cuando esto nos sucede continuamente. Al punto de pasar varias semanas sin intimidad sexual (o intimidad en todos los aspectos) con nuestro cónyuge. La intimidad sexual no es la más importante, pero generalmente dentro de la habitación se expresa lo que sucede fuera de ella. Así que se podría tomar como un espejo de su vida cotidiana en una pareja físicamente saludable.
Comunicarnos, hablar, disfrutar del tiempo, aprovechar los detalles debería ser parte esencial de la vida. Cuando vamos a tener intimidad sexual con nuestra pareja, no necesitamos muchísimo tiempo. Necesitamos poco, pero bien invertido. Y hoy quiero darte algunos tips para que logres no estar tan cansada al final de día.
1- Establece una rutina (No se trata de horario específico, pero sí de hacer siempre lo mismo antes de la hora de dormir). ¿Esto cómo te ayuda? Tu cuerpo aprende a relajarse de poco a poco antes de ir a la cama. Son hábitos a los que el cuerpo y el cerebro se van acostumbrando. Esto no solo te ayudará a ti, sino a tus hijos si los tienes. Esto hace que los niños vayan a dormir más rápido y más relajados. (recuerda no ser dura contigo misma y con los niños o niñas, nuestro día como el de ellos pudo ser duro y alterar los patrones de sueño).
2- Identifica todo lo que haces en un día y ve que puedes eliminar de esa lista y que no está rindiendo frutos. Por muy duro que suene a veces perdemos el tiempo, pensando que lo estamos invirtiendo bien. Escoge uno de tus días y ve anotando todo lo que haces durante ese día, incluso los tiempos de descanso. Y luego elimina lo que no está rindiendo frutos.
3- Aprende a hacer nada. Me dirás: ¿Cómo es eso? Pues es algo muy simple. Escoge un tiempo para hacer NADA. Tómate 15 minutos diarios para hacer nada. Puedes tomarlos a mitad del día o a la tarde. Puedes quedarte sentada dentro del auto 10 o 15 minutos escuchando tu canción favorita y relajando tu mente para lo que sigue. ¿Porqué este tiempo? Pues, porque me he dado cuenta con cada mujer que hablo (inclusive yo misma) que sí nos cansamos físicamente, pero que el mayor cansancio es el mental. Lo que provoca malos humores y nos vemos recargadas de emociones dañinas y costumbres tóxicas hacia nosotras mismas.
4- No llenes tu agenda sabiendo que no podrás cumplir con todo. Es necesario que aceptemos que no podemos con todo. No llenes tu agenda o tu lista mental de cosas con las que sabes no podrás. Puesto a que esto solo te llevará a devaluar tu ejecución diaria. Te enfocarás más en lo que no terminaste, que en lo que dejaste bien hecho. No es llenar la lista de quehaceres para sentirnos productivas, sino ser conscientes y anotar las 3 cosas más importantes y anotar lo demás en la lista de pendientes. Recuerda, lo que no puedas hacer hoy, lo puedes hacer mañana. Pero ten presente tener las prioridades (lo más importante de lo importante) en primer lugar.
5- Divide los quehaceres del hogar en la semana. Un gran defecto que yo tenía era que no lavaba los trastes o la vajilla luego de comer. Solo la colocaba en el fregadero y la dejaba para luego. Y después tenía la porción multiplicada. Odiaba lavar los platos. Así que esto era perturbador para mí. Lo dejaba para el final de día y me acostaba de mal humor. Tuve que establecer hábitos y obligarme la primera semana a lavar los platos luego de comer. Ya gracias a Dios lo hago automáticamente. Me tomó varias semanas acostumbrarme. Hasta hacía retos conmigo misma y me pagaba con mi postre favorito al lograrlo toda la semana.
Haz un calendario cómodo, en el que dispongas cada día para hacer un quehacer distinto. Ropa, pisos, baños, cocina. Inténtalo. Pero recuerda que un hábito se hace automático luego de los 21 días y de manera constante, no intermitente. Así que a tomar consciencia de lo que hacemos y cómo lo hacemos.
6- Toma más agua. En ocasiones nuestra falta de energía se trata de la poca ingesta de agua y deshidratación.
7- Haz uso de aceites esenciales. Los aceites esenciales son una gran arma, si aprendes a utilizarlos, para aumentar nuestras energías durante el día, ayudarnos a dormir mejor, mejorar nuestro humor y tener un pensamiento más productivo. Son un gran beneficio, así que acude a tu profesional favorita para orientarte a cerca de ellos. (Este es el que yo utilizo)
8- Toma suplementos. Los suplementos naturales son otra arma poderosa. El magnesio, los omegas, las vitaminas, suplementos del sistema inmune y más. Esto te ayuda a que tu cuerpo trabaje adecuadamente y en su máximo potencial. Te ayuda a pensar mejor y a mantener el enfoque.
Estos ocho tips te ayudarán poco a poco a organizarte. De esta manera terminarás el día menos cansada y lista para dormir o para dar y recibir amor sexualmente. Que dejemos este momento para el final del día, no quiere decir que está desplazada al último lugar. Sino que todo lo que hagas en el día te ayude a guardar energías para ese momento.
Posiblemente esto te ayude a calentar motores. Espero que te funcione.
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